Evolución biológica y evolución cultural: dos ejemplos del pasado

La cultura, entendida como elaboración y transmisión de conceptos, técnicas y creencias, interacciona con la evolución biológica del género Homo, plasmándola en cierta forma, junto con las condiciones ambientales contingentes de cada época y entorno geográfico. También es cierto lo contrario, es decir tratos de evolución biológica dirigen la evolución cultural. Otras veces cultura y biología se desafían en un entramado fino y confuso, donde causas y efectos se cambian una y otra vez, confundiendo al espectador. Dos ejemplos:

El pulgar

Durante la época del Paleolítico Inferior, que empieza hace 2,6 millones de años y termina hace 300.000 años, la talla sistemática de la piedra y de la madera para obtener diversos instrumentos se convirtió en una de las características claves asociadas con la aparición del hombre, en la especie del Homo habilis, único primate capaz de elaborar herramientas teniendo como modelo una forma sólo existente en su cerebro y de hacerlo sistemáticamente y en una gran variedad. El nuevo ser empezó a ocupar los ambientes más diversos y acceder a nuevos recursos alimenticios, a vestimentas y a nuevas herramientas progresivamente más desarrolladas.

El nacimiento de la cultura se corresponde al surgir de las primeras comunidades humanas, y al desarrollo de los roles y de la división del trabajo. La organización social de las comunidades de Homo habilis estaban basadas en la cooperación de todos los miembros del grupo en la recolección de frutos y vegetales, la captura de insectos o de pequeños roedores. Para cortar la carne utilizaban herramientas de piedra tallada. Más adelante con la actividad de la caza, se desarrollaron armas, y empezaría la primera división organizada del trabajo.

En esta época la necesidad de fabricar instrumentos usando técnicas heredadas a nivel colectivo entres las comunidades humanas, mediante el desarrollo de la comunicación y de la cultura, trazó el camino para la evolución biológica de un trato anatómico esencial tanto para el Homo habilis como para el Homo sapiens actual: el pulgar, tal como lo conocemos hoy en día.

En 2021 un grupo de paleoantropólogos de la universidad de Tübingen quiso comparar, en un estudio de biomecánica, la funcionalidad de los dedos pulgares de los restos de unos homínidos de hace dos millones de años (probablemente del género Homo) recién hallados en Sudáfrica, con los de distintos restos fósiles y huesos de un amplio abanico de especies de la familia de los homínidos: desde los Australopithecus (de 3,9 hasta 2 millones de años atrás), hasta el Homo sapiens, el chimpancé y los humanos modernos, pasando por el Homo naledi (300.000 años atrás) y el Neanderthal (100.000 años atrás)[1].

Según sus conclusiones, todas las especies estudiada del género Homo, justo con los antepasados sudafricanos, ya tenían dedos pulgares muy similares a los actuales, en cuanto a anatomía ósea y muscular y entonces habilidad, fuerza y agarre. En cambio las manos de los Australopithecus y de los chimpancés, los cuales tienen palmas y dedos muy largos, pero el pulgar es definitivamente corto y débil en comparación con el nuestro. En algún momento de nuestra evolución, los cuatro dedos se encogieron y también lo hizo la palma, pero el pulgar se hizo muy grande en comparación con el de los chimpancés. Que el pulgar sea oponible al resto de los dedos nos permite realizar funciones finas, además nos permite disfrutar de la fuerza necesaria para sujetar una herramienta. Esta ventaja tuvo un gran papel en el curso de la evolución biológica y cultural de nuestro género.

Pero ¿qué vino antes? ¿La técnica de tallado lítico para obtener la punta de una flecha, la cual luego dirigió la evolución del movimiento y del agarre del pulgar?, ¿o fue el pulgar oponente la herramienta eficaz con la cual el Homo pudo pensar a la punta de la flecha?

El color de la piel

Hace dos millones de años en África, con el inicio del Pleistoceno, un periodo climático caracterizado por la aridez estacional y la aparición de ambientes de sabana abierta en el este de África, el Homo habilis perdió la gran parte del vello corporal en respuesta a su progresiva adaptación a la sabana. La desaparición pilosa se asocia también con el desarrollo de una pigmentación oscura destinada a proteger a los primeros humanos de los efectos dañinos de la fuerte radiación ultravioleta existente en las regiones ecuatoriales. La piel negra aportaba la protección a las células de la piel para impedir que se convirtieran en cancerígenas, y para evitar que la radiación ultravioleta descompusiera el ácido fólico, i.e. la vitamina B9, que necesitamos para sobrevivir.

La gran variabilidad del color de la piel de la humanidad empezó hace unos 100.000 años, cuando el Homo sapiens salió de África, colonizando Europa y el resto del mundo. La evolución biológica con su mecanismo de selección natural hizo que en las distintas áreas de la tierra predominó el color de la piel más adapto a sus condiciones de luz. La pigmentación oscura, que había protegido el Homo sapiens de la radiación solar en África, en regiones con menos luz, como las europeas, resultaba inoportuna, y hasta peligrosa: la presencia de excesivo pigmento en la piel filtraba la poca radiación solar, necesaria para el metabolismo y la producción de vitamina D. Esta es esencial para absorber el calcio que forma los huesos, y un déficit puede llevar una pérdida de densidad ósea, y al raquitismo. Igualmente, tiene un papel relevante en el funcionamiento correcto de los sistemas nervioso, muscular e inmunitario.

El Homo sapiens supo salir de África y colonizar otras regiones de la tierra precisamente por su gran capacidad de rápida adaptación a distintos entornos, a través de sus conocimientos adquiridos en cuanto a técnicas de caza, de recolección de alimentos, de protección y de manipulación de materiales para construir objetos: armas, vestimentas, instrumentos. En este caso se ve más clara la línea que lleva la causa de la evolución cultural del Homo habilis y del Homo sapiens hacia el efecto del proceso de migración hacia Europa con su evolución de la pigmentación de la piel.

Bibliografía

De los Quarks a la próxima extinción, Pedro José Cascajosa Arroyo (2012)

https://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2021-01-29/arqueologia-prehistoria-evolucion-homo-pulgar-dedo_2928604/

https://www.science.org/content/article/your-amazing-thumb-about-2-million-years-old

https://www.publico.es/actualidad/homo-sapiens-perdio-vello-del.html


[1] Para entender el nivel de destreza del pulgar no basta con tener los restos de huesos, ya que los músculos y los tendones juegan un papel importante en la biomecánica de la mano. Los investigadores utilizaron un software de gráfica 3D para reconstruir, sobre el esqueleto de la mano, el músculo oponente del pulgar, que permite que el pulgar se flexione hacia adentro, en su sitio de unión en la base de la palma. Simularon además la fuerza y el agarre que el músculo podría ejercer.

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